El centro comercial se desarrolla sobre el terreno ubicado en la avenida Nicolás Ayllón Nº 4770 del distrito de Ate, entre las avenidas Javier Prado Este y Vista Alegre, en Lima.
Su área de influencia cercana se enmarca en los distritos de Ate, Chosica, Santa Clara, Santa Anita y La Molina y según cifras previas, espera visitas mensuales de dos millones de personas. En tanto, su proyección de ventas en su primer año es de S/ 1,200 millones.
Real Plaza Puruchuco también se encuentra próximo al Estadio Monumental, el óvalo Santa Anita, la Universidad Agraria de La Molina, la Universidad de Lima y es lugar de paso hacia zonas como Chaclacayo o el zoológico de Huachipa. La obra gruesa requirió más de 160,000 m3 de concreto, 13,000,000 kg de acero y más de 2,200,000 kg de estructura metálica. El centro comercial tiene unos 40,000 m2 de áreas comunes y un número de estacionamientos que bordea los 1,894 estacionamientos. En cuanto a acabados, se han usado 35,500 m2 de bloquetas, 50,000 m2 de tabiquería de drywall, más de 61,523 m2 de falso cielorraso y 40,000 m2 de enchape.
Real Plaza Puruchuco cuenta con accesos vehiculares desde de las avenidas Javier Prado, Vista Alegre y Nicolás Ayllón. En el nivel -3.50 se desarrollan accesos peatonales hacia el centro comercial desde las avenidas Javier Prado y Vista Alegre. Se encuentran áreas comerciales como tiendas intermedias y acceso al gimnasio. Existen, igualmente, rampas vehiculares que conectan con el sótano, hall de ingreso al centro comercial y supermercados; así como escaleras de evacuación.
En el primer nivel (+/-0.00), por el ingreso de la avenida Nicolás Ayllón hallamos una gran plaza que aporta un paseo peatonal importante, donde se ubican módulos comerciales en su todo su recorrido. También se encuentran los accesos hacia los supermercados, locales menores, tiendas por departamento, tiendas intermedias y otros servicios.
El segundo ingreso se da por la avenida Javier Prado, sobre una plaza de acceso que se conecta con estacionamientos exteriores. Sobre la avenida Vista Alegre encontramos un tercer ingreso que también es una vía de servicio de operación y maniobras para las tiendas de esa zona y locales de patio de comidas. Existe una segunda ruta de servicio al cual se accede desde la avenida Nicolás Ayllón y conecta con la avenida Javier Prado. Esta funciona como un gran patio de maniobras para otros locales.
Al segundo nivel se accede desde los núcleos de accesos verticales por la galería comercial. Sobre éstas, en el tercer nivel encontramos el acceso principal hacia los Multicines.
“Estratégicamente, la obra se abordó en 10 sectores que subdividimos en dos. La magnitud del trabajo nos llevó a esa solución para poder independizarla y para un mejor manejo logístico. Además, esta división generó tener jefes de terreno independientes para cada sector”, comenta el gerente general de DVC, Dusan Zlatar.
Agrega, que había un retiro importante, las vías, lo que permitió independizar logísticamente y movilizar maquinaria y equipos. Esto permitió avanzar con los 10 sectores en paralelo con sus respectivas grúas torre.
Debajo de los 140,000 m2 del terreno, casi en un 90% del área, se edificó el sótano que tiene doble altura. Además, se previó las instalaciones enterradas de los servicios básicos. Sin embargo, el trabajo tuvo cierto imprevisto. “En la excavación hallamos una falla geológica, justo nos encontramos a 10 metros y se veía un estrato de arcilla, sufrimos un poco ya que se necesitaba otro tipo de cimentación. Hicimos enormes vigas de cimentación y tuvimos que unir las zapatas aisladas. Después de salvar ese impase, la obra avanzó sin complicaciones”, detalla el ingeniero.
El tipo de estructuras usado para esta obra es sistema de placas y pórticos de concreto armado; así como estructura metálica. Dentro del conjunto también se ubica un solo edificio de siete pisos que está destinado a una institución educativa superior.
Al respecto, el gerente BIM/VDC, Sergio Villanueva-Meyer, detalla que el BIM lo usaron siempre de acuerdo con las necesidades y objetivos del proyecto. “La idea no es hacer los modelos por hacerlos. El uso de las herramientas y procesos de modelado fueron caminando con la obra. Íbamos liberando piso por piso, sector por sector. Al principio hubo la necesidad de estimar los metrados de concreto y encofrado de todo el proyecto, entonces, empezamos a correr para obtener ese número para asegurarnos que nuestras cantidades sean precisas”, cuenta.
“Luego tuvimos una serie de reuniones de coordinación con el equipo, que llamamos “Sesiones ICE” (Ingenieria Concurrente Integrada). La metodología que usamos se llama Diseño y Construcción Virtual (VDC) que consiste en trabajar siempre hacia los objetivos comunes, integrando el equipo, los sistemas y los procesos. De este modo, también involucramos al equipo de planeamiento para desarrollar modelos 4D y fichas de control de avance para visualizar de manera tridimensional el trabajo ejecutado a la fecha. El equipo de soporte BIM tuvo en su punto máximo a siete personas trabajando con la metodología BIM/VDC que siempre acompañó al proyecto durante su evolución. En resumen, la aplicación temprana y apropiada de los servicios BIM lograron la integración y compromiso del staff, el apoyo de especialistas en instalaciones, la participación constante y activa de los proyectistas y subcontratistas en las sesiones de trabajo y una mejor integración con la supervisión, que nos permitió agilizar los tiempos de respuesta”, agrega
El consorcio HV-DVC optó por implementar el modelo Fast Track lo que permitió reducir el plazo de ejecución de 24 a 18 meses. Con lo resuelto en obra gruesa, la estrategia de trabajo para acabados y terminaciones también se abarcó de manera distinta. “Pusimos un ingeniero en sótano y otros en las galerías porque entregamos las tiendas anclas en casco cerrado. Para los acabados cambiamos de estrategia. Retiramos algunos trabajadores de la obra civil y los movilizamos hacia acabados. También avanzamos a la par con la estructura metálica”, indica Labarthe.
En el pico máximo de trabajo, la obra contó con 2,200 personas del consorcio. “Cuando se empezó la implementación de los locatarios, el pico subió a unos 3,500 operarios en campo”, comenta y agrega que las tres partidas: obra gruesa, instalaciones, terminaciones “han ido de la mano con mucha coordinación”. Para DVC esta es la obra más grande realizada en un solo tramo. “Teníamos mucha responsabilidad para el desarrollo y para cumplir con el cliente ya que va a impactar en el desarrollo social de la zona. Esta obra tiene un conjunto de valores agregados importantes como la revalorización que tendrán las zonas aledañas, el impulso en el comercio y trabajo que va a generar a las personas que viven cerca, todos estos puntos suman a la visión de que las empresas en el Perú estamos, hoy en día, en plena capacidad de poder ejecutar este tipo de megaestructuras, realizándolas en los tiempos programados y con el uso de tecnología de talla mundial”, resalta el ingeniero Zlatar.