En todo este tiempo hemos visto que los sistemas de estabilización de taludes pasaron del empleo de Calzaduras al Muro Anclado y en los últimos dos años del paso de este último al Muro Pantalla. Durante todo este proceso hemos visto cómo cada sistema ha mostrado sus ventajas y desventajas pues las obras en nuestro país fueron creciendo en importancia y magnitud.
Las calzaduras son una buena solución si se ejecutan de forma correcta, pero tienen sus limitaciones cuando hay que resolver contenciones muy profundas lo cual hace que las dificultades aumenten. Conocido es que este sistema es lento y por consiguiente no tan conveniente para la celeridad que las programaciones de nuestras obras requieren. También es considerado el menos seguro dentro de las soluciones de contención existentes.
Es conocido también que la exigencia de aumento de estacionamientos en la edificación hizo que los proyectos sean cada vez más profundos. El aumento de la profundidad de estabilización fue tan rápido, como los cambios de modelos de teléfonos celulares actualmente. Todo esto implicaba que los anclajes para el muro anclado sean más largos y/o que deban soportar más carga. Poco a poco se iba desnudando algunas deficiencias del sistema pues como ya es conocido por el sector, el sistema de muro anclado está expuesto a deformaciones y es ahí donde las edificaciones vecinas a una excavación empezaron a tener problemas y los constructores debían considerar en sus presupuestos una partida de reparación de viviendas vecinas.
Para las empresas que ejecutan los anclajes del sistema de muro anclado, también les significó un aprendizaje duro pues los costes de perforación aumentan por las condiciones de terreno (ruptura de herramientas y/o duplicidad de trabajo de perforación), y porque las profundidades hacen que los espacios de trabajo reducidos generen ineficiencias en los trabajos por tanto incremento sustancial en los tiempos muertos.
Tal vez hubiera sido distinto si el mercado hubiera aceptado la solución de emplear pilotes anclados como la mejor alternativa para resolver este tipo de obras, pero el sistema fue rechazado pues el pilote debía estar ubicado dentro del área del proyecto y por consiguiente no era compatible con los proyectos de arquitectura pues les quitaba área y por consiguiente era rechazado desde un primer momento por los propietarios y/o proyectistas. Sin duda esta solución de estabilización para la grava de Lima hubiera sido la mejor pues con eso se lograba mayor velocidad de excavación (menos filas de anclajes por consiguiente mayores alturas de excavación entre filas de anclajes) y menos problemas de fisuración en edificios vecinos a las excavaciones ya que la primera fila de anclajes iba ubicada a una cota mucha más profunda de lo que un proyecto de Muro Anclado requiere.
Queda en nuestro recuerdo que el primer y único proyecto estabilizado en uno de los lados con “Pilotes Anclados” fue el Edificio Corporativo de Graña y Montero, ubicado en la Av. Petit Thouars, en Miraflores. Es importante precisar que, en esta misma obra, se ejecutó el primer “Top Down” del Perú. Si bien fue una solución a un problema de reubicación de una sub-estación (trabajo pequeño), esto nos sirvió para valorar la importancia de la solución y de paso ver las implicancias de su uso en obras de mayor magnitud.
Obvio que se tuvo que plantear procedimientos de excavación propicios para no tener problemas y con eso se logró ejecutar las pantallas de la primera estructura del proyecto (Patio de Maniobras). Luego de eso había que ejecutar “Muros Pantalla”, “Pilotes” y “Pilas Pilote” en la primera estación del proyecto (Estación Mercado Santa Anita). El primer “Top Down” a gran escala en el Perú.
Fuente: Revista CONSTRUCTIVO
Por: Ángel Martínez Cerdán